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Ya no es una tecnología nueva, pero la Impresión 3D, o manufactura aditiva, aún tiene mucho desarrollo por delante.
En México, la manufactura aditiva, presentada ya como un proceso de fabricación integrable a las cadenas de producción de diversos sectores industriales durante el International Manufacturing Show (IMTS) de 2016, continúa siendo una tecnología cuyo potencial está aún desaprovechado e, incluso, según afirman algunos expertos en esta tecnología, existen muchas creencias erróneas alrededor de esta modalidad de producción basada en la adición de material, ya sean polímeros o metales.
Uno de los muros con los que se ha topado la manufactura aditiva en el país, desde la perspectiva de Omar López, cofundador y director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Manufactura Aditiva y 3D (AMMA3D), es la creencia de que es adecuada para la producción a escala industrial de productos finales, pues, desde la perspectiva del experto, la manufactura aditiva es un proceso complementario.
“La única tecnología que te ofrece un producto final con los acabados superficiales que se necesitan (en producciones a escala industrial), es el CNC y en algunos casos la fundición…la manufactura aditiva se tiene que complementar con otros procesos”, afirma López en entrevista para Reportero Industrial Mexicano (RIM).
Otro aspecto que ha limitado el desarrollo de la manufactura aditiva dentro de las cadenas productivas industriales de este país y del mundo, según expresa el también académico e investigador del Tecnológico de Monterrey, es la de la dificultad que las personas tienen para pensar diferente a la hora de diseñar productos.
Con relación a este último punto, López asegura que es importante “aprender a desaprender”, pues si se piensa en el rediseño de un producto que se fabricará por medio de la adición de material, con la misma lógica de la fabricación tradicional sustractiva, se desaprovechará el potencial de la impresión 3D. Parece algo lógico, destaca. Sin embargo, sigue sucediendo.
Todo lo que sabíamos anteriormente, todo lo que se sabía de manufactura sustractiva, hay que olvidarlo. Con impresión 3D, la libertad geométrica es casi de 100 %. No obstante, complementa, hay personas que cuentan con esta tecnología y, en lugar de experimentar con nuevas geometrías, la utilizan para reproducir formas sencillas como láminas o cubos.
Proveeduría en México
Maximilian Jecklin, uno de los primeros distribuidores en México de máquinas de manufactura aditiva con polvo de diversos metales, además de proveedor de servicios de impresión en 3D con metal a escala industrial, coincide con Omar López en que existe un componente de carácter psicológico que ha disminuido la velocidad del desarrollo de esta tecnología. Sin embargo, para el fundador de Aceros Progresivos Mexicanos, estas limitantes se asocian a creencias insertadas en el imaginario colectivo de algunos empresarios de esta nación.
Según relata Jecklin en entrevista para RIM, una de las dificultades con las que se han encontrado para comercializar su tecnología es la creencia de que ‘lo hecho en México está mal hecho (sic)’.
“Hay que borrarse ese estigma de que lo hecho en México está mal hecho. Por poner un ejemplo, hace un tiempo le cotizamos a una compañía que hace sus piezas en Alemania…transcurrieron las semanas y como no obtuvimos respuesta, les preguntamos y al final nos dijeron que (los números) no les habían dado confianza porque les habíamos cotizado a la mitad de lo que les salía en el país germano. Hay que borrarse ese estigma, porque al final la máquina es la misma y el material es el mismo”, acota Jecklin.
Otra dificultad, continúa el directivo, es que en México no existe un punto de comparación de precios de los servicios que brindan, pues son una de las primeras empresas que ofrecen estas soluciones para fabricantes industriales.
Pese a las dificultades, el empresario afirma que en el camino también han tenido casos de éxito de los cuales se sienten orgullosos, como el asociado a la producción de bobinas de cobre para tratamiento térmico para un proveedor del sector automotriz de nivel 1.
“Cuando empezamos, nuestra idea era imprimir insertos para moldes con canales de enfriamiento conformal. Sin embargo, nos hemos topado con varias dificultades. Por ejemplo, nos hemos encontrado con fabricantes que tienen problemas de enfriamiento en sus moldes (fabricados de forma tradicional) y aun así prefieren seguir trabajando con esos moldes, aunque existan soluciones…a veces la gente prefiere lo malo por conocido, que lo bueno por conocer.
A raíz de esa experiencia hemos tenido que migrar a otros productos. Por ejemplo, hemos experimentado con titanio y aluminio, lo que no es común. Y ahora estamos trabajando con cobre y es lo que mejor nos ha funcionado… actualmente estamos imprimiendo bobinas (inductores) de cobre para tratamiento térmico”, dice Jecklin.
La impresión de bobinas de cobre para tratamiento térmico es, sin duda, un caso de éxito destacable dentro del entono nacional e incluso global, pues Aceros Progresivos Mexicanos es, hasta el momento, como afirma el ejecutivo, la única empresa de este giro en el país que imprime con cobre a escala industrial. Incluso, acota, “no mucha gente en el mundo imprime en cobre”, por lo que se sienten orgullosos de hacerlo. “Nos han mandado a hacer una cantidad de piezas que no tienes idea”, asevera.
Con respecto a la venta de máquinas de manufactura aditiva de metal, otro de los ejes comerciales de Aceros Progresivos Mexicanos, Jecklin destaca que, a dos años de haber comenzado a ofrecer esta tecnología, siguen encontrando resistencia en el mercado.
Las máquinas más conocidas de impresión 3D en metal no bajan de 700 mil dólares, y aunque las máquinas comercializadas por Aceros Progresivos Mexicanos son más accesibles (algunas rondan los 200 mil dólares), el precio continúa siendo un factor determinante para su consideración, incluso por grandes empresas.
“Es una suma de dinero considerable. Por ejemplo, hablando de personas con centros de maquinado, tenemos el caso de un fabricante de moldes que quería acceder a esta tecnología, pero al sacar la cuenta se dio cuenta de que con ese dinero (el de una máquina) podía comprar tres centros de maquinado. No obstante, estamos convencidos de que el mercado tiene un potencial altísimo”, dice el experto en métodos de fabricación por adición de polvo de metal.
Números en la industria
Aunque no se puede hablar de estadísticas que muestren la penetración de la manufactura aditiva en los diversos sectores industriales de México, pues, como afirma Omar López, director de la AMMA 3D, “es difícil hablar de números (en este sector) porque en México no se comparten los éxitos”, el experto asegura que la mayoría de las empresas que visita cuentan con al menos una máquina de impresión en 3D, aunque muchas veces de gama media o baja y para prototipado con polímeros.
“Casi todas las empresas que visito tienen al menos una impresora para hacer sus prototipos, de todos los sectores. En el de electrodomésticos, por ejemplo, hay compañías que tienen impresoras de gama media o baja, a veces de hasta 10 mil pesos, para prototipado, pero la tienen y la usan. Automotriz y aeroespacial, mismo caso. El problema es que muchas veces tienen impresoras de gama baja y eso es lo que me preocupa, porque no están invirtiendo en nuevas tecnologías”, afirma López.
HECHOS SON REALIDAD
Volkswagen anunció, a finales de junio, que implementarán una técnica de impresión 3D conocida como inyección de aglutinante para la producción de componentes en su planta de principal de Wolfsburg, Alemania. Mientras que la impresión 3D más convencional utiliza el láser para construir componentes capa por capa a partir de polvo metálico (o polímeros), el proceso de inyección de aglutinante utiliza un adhesivo. Posteriormente, al componente metálico resultante se le calienta y se le da forma.
De acuerdo con el directivo de la AMMA3D, actualmente tienen detectadas al menos 10 sitios en México, entre empresas privadas y centros académicos, con máquinas de manufactura aditiva para metales de gama alta que ofrecen servicios de impresión a escala industrial. Además, saben de varias empresas multinacionales instaladas en el país que igualmente han adquirido este tipo de máquinas, pero para procesos internos.
Honeywell en Chihuahua ya tiene bastante tiempo utilizando esta tecnología, y no hablo de impresión con polímeros, sino con metales. General Electric en Querétaro, también con metales. Otras más son Safran, Volkswagen y General Motors.
"De igual forma, Cummins tiene un laboratorio en San Luis Potosí y están haciendo cosas interesantes; Metalsa, Nemak y Siemens, en sus respectivos sectores, están igualmente haciendo cosas interesantes… hay muchas empresas que lo hacen ya en grande, la mayoría con polímeros, pero también hay casos con metales”, finaliza el ejecutivo.
En conclusión, sobre el estado de la manufactura aditiva en México dentro de los diversos sectores industriales, López afirma que es fundamental crear puentes (figurativamente hablando) que incluyan al sector académico, productivo y gubernamental, para el desarrollo de esta tecnología. Pero no solo eso, sino que es necesario que esos puentes se transiten diariamente con la impartición de conocimiento sobre el tema, la estandarización de procesos a nivel industrial, el apoyo a las MIPYMES y el desarrollo de buenas prácticas.
Por su parte, Maximilian Jecklin asegura que, aunque abrirse camino en este terreno ha sido complejo, el gran potencial de la manufactura aditiva está ahí. “Yo creo que será muy difícil vender las primeras máquinas, pero una vez que se vendan las primeras, las otras caerán en efecto dominó”, finaliza el empresario.
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